En la actualidad, la sociedad ha cambiado y la escuela tiene que asumir cada vez diferentes necesidades. Deberíamos cambiar el sistema y adaptarlo a nuestro contexto actual.
El sistema que siempre ha estado en la escuela ha sido el de Escuela Tradicional o también llamada Escuela Transmisora, es decir, aquella que complementa la educacion de las familias, ya que era donde se les educaba y les enseñaban cultura. Aún así era una escuela para pocos, porque todas las familias no tenían educación y la mayoría de la población era analfabeta. Por este motivo, los alumnos que en su familia no había educación y cultura, no acababan los estudios.
Destacaba por ser propedéutico y selectivo, es decir, el alumno tenía que ir aprobando y sacando buenas notas para abrirse caminos en la vida ( Título en Educación Obligatoria,FP, Carrera universitaria...) y no suspender porque si no, simplemente le daban un certificado de estudios. Además, se caracterizaba porque al alumno no se le tenía en cuenta las habilidades que podía desarrollar en el ámbito académico e incluso otros ámbitos. En cambio, el profesor era el transmisor de los conocimientos, el fiador de la verdad y se esperaba que lo supiera todo sin equivocarse. Añadir que, el profesor está en constante presión por las familias y el currículum.
Escuela Transmisora, es aquella que considera a todos los alumnos iguales, ninguno sabía los conocimientos que tenían que adquirir y había que dividirlos por clases. Estas clases eran homogenias, todos de esa misma clase tenían la misma edad (pero las clases superiores, no por tener más edad, sabían más) , diferenciadas por sexo e incluso, a día de hoy, en algunas escuelas se uniformizan. Respecto al profesor, se basa en la relación individual maestro-alumno.
Por otro lado, está la Escuela Constructivista, es la que se encarga de enseñar a sus alumnos las bases culturales que su familia no les puede proporcionar. Una escuela donde los niños no se aburran y vayan con ganas de aprender.
Francesco Tonucci, en la conferencia del 17/10/2014 en la UIB de Mallorca, hizo referencia a que la escuela de antes, era una escuela para pobres. Los primeros años eran de selección y en quinto de primaria tenían que tomar la decisión de si seguir estudiando o dedicarse al mundo laboral. Pasaron pocos a la carrera universitaria, las características de ellos es que eran niños con capacidades y tenían la base cultural de la familia. La familia de los respectivos alumnos, pedían a la escuela completar esta cultura y les enseñaban conocimientos de historia lejana, egipcios... Tonucci, quiere una educación igual para que todos puedan tener las mismas oportunidades. También hizo referencia a los docentes, ya que una persona que trabaja con niños, le tienen que gustar y no se tiene que cansar de ellos, por eso, "hay que elegir lo que a uno le gusta para una vida larga y feliz".
En 1990, España aprobó la "Ley de derechos del niño"." No se puede hacer una buena escuela sin saber la opinión de los alumnos", hay que informarse de la opinión del alumno para poder mirarlo desde otro punto de vista y así tal vez corregir errores que los docentes no hayan percibido. Más tarde, surge una nueva pedagodía, con más diversidad que la anterior, el alumno es el protagonista y el maestro es el que guía.
En referencia a los alumnos, Tonucci comparte la idea de quitar las aulas y hacer las clases en bibliotecas y laboratorios para que ellos mismos trabajen y hagan sus propios proyectos.
En conclusión, hay que cambiar de mentalidad y adaptarnos al tiempo actual, es decir, habría que quitar la Escuela Tradicional y que el sistema educativo sea de Escuela Nueva, donde ya no haya como herramienta solo un libro de texto, si no que hay que enseñarles a utilizar las nuevas tecnologías y así irse adaptando a los nuevos tiempos. También, habría que cambiar de currículum, no hacerlo tan extenso y añadiendo temas del curso anterior, si no centrarse en lo verdaderamente importante y no hacer que los niños lo aprendan para una prueba y después se les olvide. Hay que hacer que lo aprendido no se les olvide y lo puedan utilizar en la vida diaria.
Marta Campillo Cuélliga.
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